Si sales del centro de la ciudad y sigues la Ruta da Praia hacia el oeste, siempre a lo largo del Duero, llegarás al santuario de las aves en la Reserva Natural Local do Estuário do Douro en unos 10 minutos. De manera casi mágica, las praderas se fusionan con las playas, bañadas por las olas del Atlántico. Asimismo, en este lugar se encuentra un pueblo de pescadores de lo más auténtico. Podrás observar como los lugareños cuelgan su ropa para que se seque en la orilla del río y, a la hora del almuerzo, ahúman pescado recién capturado frente a sus coloridas casas.
El valle del Duero es un destino ideal gracias a su fascinante naturaleza. La mejor manera de explorar los paisajes fluviales y montañosos, en cuyas laderas se cultiva el popular vino de Oporto, es con un paseo en barco. En el pequeño pueblo de Regua, a unos 100 km de distancia, hay excursiones diarias en barco. Nada mejor que combinar un relajante viaje en barco con un plan cultural, como visitar la ciudad vecina de Lamego, a la que se puede llegar rápidamente en coche de alquiler a través de la A24. Esta ciudad es la primera región vitivinícola protegida del mundo, que es ahora Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y tiene también la magnífica iglesia barroca de Nossa Senhora dos Remédios.
Del mismo modo, te recomendamos una excursión desde Oporto a la región del río Miño, en la frontera entre Portugal y España. De camino por la A7, pasarás por la ciudad de Braga, cuya catedral del mismo nombre es uno de los edificios más importantes del país debido a su delicadeza artística. Otra parada recomendable es Barcelos, lo que una vez fue un asentamiento romano. Esta pequeña ciudad es considerada el hogar del símbolo nacional de Portugal: el gallo de Barcelos.